Empezamos en 2018 con una idea sencilla: los inversores necesitan información clara, no más complicaciones técnicas.
Desde nuestras oficinas en Elx, trabajamos con empresas que buscan transparencia real en sus informes financieros. No vendemos soluciones mágicas. Lo que ofrecemos es análisis detallado y comunicación directa.
Porque al final, un buen informe financiero debería responder preguntas, no crear más dudas.
Trabajó durante años en auditoría. Se cansó de ver informes que nadie entendía.
Especialista en comunicación financiera con experiencia en startups tecnológicas.
Martí llevaba años preparando informes de auditoría. Buenos informes, técnicamente correctos. Pero un día, después de presentar resultados a un consejo de administración, uno de los miembros le preguntó si podía explicarlo "en español normal".
Esa conversación le dio vueltas durante semanas. Eduard, su antiguo compañero de universidad, estaba pasando por algo parecido en el sector tecnológico: inversores que no entendían las métricas financieras de las startups que analizaban.
En marzo de 2018 alquilaron una pequeña oficina en Elx y empezaron a trabajar con tres clientes. La propuesta era directa: informes financieros escritos para personas, no para algoritmos.
Ahora, siete años después, seguimos con esa misma filosofía. Nuestro equipo creció, pero el enfoque no cambió. Cada informe que sale de qaltovetira tiene que pasar la prueba básica: ¿lo entendería alguien sin formación financiera?
Si la respuesta es no, volvemos a escribirlo.
Si un inversor tiene que releer un párrafo tres veces, hemos fallado. La información financiera puede ser compleja, pero la presentación no tiene por qué serlo.
Ser claro no significa ser superficial. Cada cifra, cada gráfico y cada conclusión están verificados y documentados.
Preferimos decir que un informe estará listo en dos semanas y entregarlo en diez días, que prometer cinco días y fallar.
Transformar datos financieros complejos en informes que los inversores realmente usan. No guardamos en un cajón. No archivamos y olvidamos.
Queremos que cada informe que preparamos sea una herramienta práctica para tomar decisiones. Y cuando algo no está claro, nuestros clientes nos llaman. Eso es buena señal.
Significa que están usando la información.
No hay fórmulas mágicas, pero sí hay un proceso que funciona. Lo hemos ido refinando desde 2018 y seguimos ajustándolo cuando encontramos algo que mejora el resultado.
Dedicamos entre una y dos horas a entender qué necesita el cliente. No empezamos hasta tener claro el objetivo del informe y quién lo va a leer.
Revisamos la información financiera con detalle. Si encontramos inconsistencias o falta algo importante, lo comunicamos de inmediato. No improvisamos sobre datos incompletos.
Preparamos un primer borrador y lo revisamos internamente. Luego lo enviamos al cliente para feedback. Casi siempre hay ajustes. Es parte del proceso.
Enviamos el informe final y quedamos disponibles para preguntas. Algunos clientes nunca llaman. Otros necesitan una llamada de seguimiento. Ambas cosas están bien.